Recupero aquí el epígrafe final del artículo Hacia un Sindicalismo Ecosocial (y libertario). Austeridad, sostenibilidad ́ y decrecimiento, que escribí para el dossier sobre Decrecimiento, publicado en el Libre Pensamiento nº 61 – Primavera 2009 (descargar pdf en http://librepensamiento.org/numeros-anteriores). El artículo completo en pdf lo puedes descargar aquí .
Parte de este análisis de hace ya 3 años, me servirá para un posterior artículo en el que plantearé para el debate algunas propuestas híbridas (siguiendo la metáfora de Tomás Ibáñez, ver su artículo ) para una necesaria renovación del anarcosindicalismo.
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El sindicalismo que se reclama alternativo y emancipatorio sigue estando en buena medida secuestrado por visiones “obreristas” que enfatizan la centralidad del trabajo asalariado, y que tuvieron un importante papel generador de conciencia de clase en las luchas del siglo pasado, pero que en la actualidad lastran sus posibilidades de organización, lucha y confrontación en las nuevas realidades sociales: relaciones laborales precarias y flexibles, creciente economía informal y sumergida, amplios sectores de desocupados/as y desprotegidos/as, alternancia de empleo y desempleo, cambios de un sector productivo a otro.
Por otra parte, el sindicalismo de emancipación, que postula un horizonte de transformación social basado en la autonomía y la autogestión de los medios de producción, de fuerte impronta anarquista y con relevantes experiencias históricas, sigue adscrito a una filosofía revolucionaria casi exclusivamente preocupada por cómo construir el poder obrero y popular desde la acción y la democracia directas, pero sin cuestionarse en realidad el qué, el cómo y el para qué se producen bienes y servicios. El énfasis en que los medios determinen los fines, frente a la visión instrumental capitalista y política de que los primeros se supediten a los segundos, ha dado lugar en cierto modo a asumir como “bueno” lo generado en la economía productiva capitalista, infravalorando con ello una ética emancipatoria de los fines, tan fundamental y complementaria a la ética libertaria de los medios.
Este sindicalismo libertario y autónomo, no obstante, es probablemente el único proyecto colectivo organizado capaz de replantearse abiertamente tanto su razón de ser, como sus premisas y sus estrategias de acción, en función de las nuevas realidades críticas globales: de sostenibilidad de la vida y de la biosfera del planeta. No en vano, el pensamiento libertario en su diversidad y en su búsqueda de la emancipación “integral” del ser humano, ha estado estrechamente vinculado con las corrientes teóricas y prácticas del ecologismo social. El desaparecido pensador y militante Murray Boochin es sin duda uno de sus exponentes.
Es por lo tanto urgente y necesario romper el hiato existente entre las luchas sociales-sindicales y las que apuestan por otros modos no capitalistas de producir, distribuir y consumir. Sólo desde la certeza de que ambas luchas deben ser una y la misma lucha, el sindicalismo emancipatorio recuperará y enriquecerá su carácter de ser un proyecto globalista e integral, en consonancia con su denuncia holista y libertaria de la sinrazón de la opresión, la explotación y la dominación.
Austeridad, sostenibilidad y decrecimiento.
Este replanteamiento del sindicalismo transformador presupone un cambio de perspectiva desde la que pensar la realidad y actuar frente a la misma. Ante todo exige un reaprendizaje de la claves críticas a partir de las cuales articular las respuestas y comprender los conflictos.
No basta ni es suficiente seguir ciñéndose de modo exclusivo al estrecho espacio del empleo. Es necesario ahora más que nunca saltar los muros de fábricas, oficinas y talleres, pero en ambos sentidos, de fuera a dentro y de dentro a fuera. Y reubicar el empleo y el trabajo asalariado en su contexto social, territorial, cultural y no meramente productivo. Las trabajadoras y los trabajadores conscientes y militantes tienen mucho que decir a cerca no sólo de sus condiciones laborales, si no también y fundamentalmente sobre sus condiciones sociales, de derechos, de servicios y transportes públicos. Y deben poder hablar, debatir y denunciar en torno a los impactos ambientales, el gasto energético, la higiene y la seguridad, y la huella ecológica de la empresa en la que trabajan. Y en última instancia cuestionar abiertamente el tipo de producto, bien o servicio al que contribuyen con su trabajo, el modo cómo este proceso se lleva a cabo, y la posibilidad de plantear alternativas de reconversión sostenibles y menos lesivas con el medio y con ellos/as mismos/as.
Para que este salto de perspectiva sea posible en los colectivos militantes del sindicalismo, es imprescindible difundir y diseminar una conciencia ecosocial amplia y ambiciosa, en la cual toda crítica anticapitalista sea necesariamente una crítica antiproductivista, anticonsumista y anticompetitiva. Esto significa colocar en el centro de la propaganda social y sindical la crítica a los valores dominantes, ampliamente interiorizados por las clases trabajadoras, y por el contrario hacer apología y lección de valores ecosociales: honestidad, solidaridad, austeridad, transparencia, democracia directa, sostenibilidad, lógica de la vida contra lógica del mercado, imperativo de la salud física y mental sobre los ritmos productivistas, reciclaje y reutilización eficiente de recursos y medios, reducción del tiempo de trabajo, contabilización como tiempo productivo del tiempo de traslado, valorización de los costos y tiempos de cuidados, etc…
Esta nueva conciencia ecosocial y sus valores asociados es una apuesta por la sostenibilidad de la vida, la visibilización y revalorización de los cuidados desempeñados histórica y mayoritariamente por las mujeres, y la satisfacción plena de las necesidades humanas materiales, relacionales y culturales.
Un esfuerzo añadido del nuevo sindicalismo ecosocial será el de insertar en su seno organizativo los sectores no salarizados, o temporalmente no remunerados, ubicados a veces en la economía informal y a veces en la exclusión, abarcando las múltiples realidades de las barriadas marginales de las periferias urbanas. Esto exige relocalizar a los sindicatos en su contexto territorial específico, siendo protagonistas críticos y activos frente a las políticas municipales y territoriales relativas a servicios sociales, urbanismo, tráfico, promoviendo un movimiento vecinal o territorial de cariz así mismo ecosocial.
El sindicalismo también ha de hacerse eco de cuantas iniciativas igualitarias y autogestonarias surjan en el ámbito de las redes de economía social y solidaria, agroecológicas, de consumo local sin intermediarios, de comercio justo, de centros sociales autogestionados, etc. Las redes sociales de apoyo mutuo de afectados/as por desahucios, desocupados/as, inmigrantes, etc, han de ser vistos como oportunidades de implementar procesos de solidaridad efectiva y de autoorganización.
Los valores del sindicalismo ecosocial pueden resumirse en tres ejes de acción:
- La austeridad como modo de vida. Consumir menos, tener menos objetos de uso y menos bienes inútiles, alargar la vida de los que tenemos, compartirlos y reutilizarlos, cambiarlos por otros, socializar los bienes culturales. Disfrutar de la vida y buscar el placer en uno mismo y con los demás, desalineándonos de las necesidades inducidas por el marketing y la publicidad. Sindicalmente significa: honestidad en el desempeño de cualquier tarea de representación, transparencia en el uso de las horas, denuncia de las prebendas y de la corrupción sindical, vinculación permanente con la asamblea de la sección y de trabajadores/as, cuestionamiento de la ostentación, desmesurados salarios y privilegios de ejecutivos, gestores, empresarios, mandos intermedios. Denuncia de la publicidad y del consumismo. Promover el consumo ecológico y responsable, el comercio local, …
- La sostenibilidad como camino. Entender que todo proceso productivo y de generación de bienes y servicios se sustenta en un flujo de materia y energía finito y escaso, que afecta negativamente al equilibrio ecológico del territorio y del planeta en su conjunta. Apostar por el uso de fuentes de energía renovables, la eficiencia energética y el transporte público. Sindicalmente significa: Entender, asesorarse, debatir y construir una opinión propia, alternativa e informada frente a la empresa sobre el impacto ambiental y la huella ecológica del proceso de producción, los ínsumos consumidos, los residuos generados, cómo afectan a la salud y prevención laborales. Crítica de la contabilidad capitalista que prioriza los beneficios y el reparto de dividendos, frente a la satisfacción general de las necesidades de trabajadoras y trabajadores. Promover servicios colectivos y gratuitos de transporte, restaurante, guarderías, etc.. Hacer que los cuidados seas responsabilidad social de las empresas. Promover el reparto del trabajo y trabajar menos.
- El decrecimiento como meta. La acumulación capitalista y el crecimiento constantes implican el dominio de la lógica del mercado contra la lógica de la vida y de su sostenibilidad. Los macroproyectos de infraestructuras y construcción atentan directamente a la salud medioambiental y a la biodiversidad de los ecosistemas. La promoción de la automoción privada e individual, de empresas químicas y de componentes contaminantes, de centrales térmicas y nucleares, afectan directamente al cambio climático y crean cantidades ingentes de residuos contaminantes.
Sindicalmente significa: Difundir y formar en la crítica radical al sistema capitalista pasa por denunciar los límites del crecimiento industrial y especulativo. Elaborar y plantear alternativas de reconversión de las industrias contaminantes y despilfarradoras de materia y energía. Promover procesos cooperativos y autogestionarios de empresas en procesos de reconversión, o amenazadas por cierres. Exigir la justa redistribución de la riqueza, potenciando la creación de bienes sociales, relacionales y ecológicos…
Sin olvidar en ningún caso lo que realmente define un movimiento de transformación social: el trastocamiento de las relaciones de poder, del autoritarismo dominante, de las jerarquías reproducidas en el ordenamiento social. La extensión de la igualdad para todas y todos y la expansión de la libertad para la autorrealización humana ya no pueden enunciarse como fines políticos libertarios, sin una apuesta radical por la austeridad, la sostenibilidad y el decrecimiento. Pero del mismo modo estos ejes ecosociales perderían su potencial emancipatorio, reducidos quizás a nuevas ideas-fuerzas manipuladas por élites tecnófilas, si se les vaciara de su crítica global y esencial al proceso constante de acumulación capitalista. Por ello urge elaborar una teoría y una práctica sindicalistas que abran nuevos senderos de lucha ecosocial, de proyección autogestionaría, que sea capaz de cuestionar sin ambages la mitología creada en torno a las soluciones tecnocientíficas de las crisis. Soluciones que nos colocarían quizás en nuevos derroteros autoritarios y en la auto reproducción de un capitalismo readaptado a un nuevo contexto de incertidumbre y escasez, pero dramática y realmente existente.
Son sin duda muchas las posibilidades que se abren de acción y reflexión, desde una perspectiva que cuestiona el actual modelo de crecimiento y desarrollo capitalista, explotador de seres humanos, opresor de pueblos y personas, y esquilmador de los recursos finitos de la Tierra. El buen vivir reclama contención, sobriedad, austeridad, frugalidad. El vivir mejor reclama sostenibilidad y salud medioambiental. La autorrealización y la consecución de la felicidad exigen igualdad y libertad. La economía reapropiada como bien social y relacional se orientará a satisfacer las necesidades humanas. La sociedad será emancipada globalmente en la medida que el decrecimiento sea su meta.
La disyuntiva está clara: o el sindicalismo emancipatorio se recicla y hace suya la confrontación frente a la crisis socio-ambiental en toda su complejidad y amplitud, o lentamente morirá por inadecuación a la realidad y por inoperancia para la conflictividad social que se avecina.
Antonio Carretero, mayo 2009
Descargar el artículo completo 61-LP Decrecimiento
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